Como canciller, Schmidt promovió la creación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y del Sistema Monetario Europeo. También impulsó las primeras elecciones por sufragio universal al Parlamento Europeo en 1979.
El viejo canciller Helmut Schmidt, un patriarca de la Alemania europea, en su silla de ruedas, lanzaba un mensaje de esperanza desde el congreso de los socialdemócratas alemanes.
En un ambiente de silencioso respeto, casi religioso fervor, los miles de asistentes al congreso asistieron a un completo derribo de la política europea de Angela Merkel.
Schmitd, de 92 años, ha dado una lección elemental sobre todo eso que el gobierno alemán ignora acerca de Europa.
"La confianza en Alemania se ha dañado", ha dicho Schmidt. En lugar de la Europa de la solidaridad, se afirma un "espíritu nacional de matón alemán", que olvida lo más esencial: que Alemania no tiene futuro yendo a la suya, ni siquiera pretendiendo ser "primus inter pares" en Europa, como sugieren hoy importantes sectores de la política y de la industria nacional.
Cualquier intento de afirmar una Europa alemana provocará una "inmediata reacción" de los pueblos de Europa ha dicho.
"Durante varias generaciones aun persistirá una desconfianza latente hacia Alemania entre todos nuestros vecinos", recuerda Schmidt. Por su pasado y su posición, el país no puede olvidar la "historia interminable de luchas entre la periferia y el centro", especialmente cuando una potencia intenta afirmarse como dominante sobre las otras, y especialmente cuando esa potencia es Alemania, ha recordado.
El propósito alemán de dictar su voluntad a Europa es absurdo, en el contexto de la evolución del mundo.
El ex canciller glosó la creciente pequeñez de Europa: 20% de la población mundial cuando "gobernaba el mundo", hace poco más de un siglo, y 7% en el 2050, cuando habrá nueve mil millones de habitantes en el planeta.
Sin integración y solidaridad no hay Europa, y sin Europa el mundo quedará reducido a la relación bipolar de Estados Unidos y China, ha sido su mensaje. Si ese es el horizonte, "no puede descartarse una marginación de los distintos estados europeos por su propia culpa, y también una marginación de toda la civilización europea en su conjunto".
Ha subrayado también que la crisis sólo se puede superar desde la unidad, y ha agregado que los excedentes de exportación de Alemania son en realidad el déficit de otros países europeos, al tiempo que ha llamado a la solidaridad con los vecinos. "No podemos propagar una extrema deflación, sin crecimiento ningún Estado podrá sanear sus cuentas", ha dicho.
"Necesitamos un corazón compasivo para con nuestros vecinos y socios, y sobre todo con Grecia", ha concluido, entre atronadores aplausos con todo el público puesto en pie.
El discurso de más de una hora ha llamado también a poner en cintura a los mercados financieros que gobiernan a los políticos, tras haber recibido de estos una libertad excesiva. Schmidt ha abogado por la "prohibición" de determinados negocios y ha responsabilizado a "la frívola palabrería de políticos y medios de comunicación" de ignorar lo principal del euro, a saber, "que tiene mayor estabilidad que el dólar estadounidense, y que en sus diez años de existencia ha sido más estable que el marco alemán".
Ay……. que nostalgias de los grandes lideres europeos
Las dudas se iniciaron con una información de la agencia Reuters que citaba a funcionarios alemanes. Según ellos, Alemania rechaza combinar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) actual con el Fondo de Europeo de Estabilidad (ESM) que sustituirá al EFSF para afrontar con mayor eficiencia la crisis. El mercado basaba su esperanza en que ambos fondos se pudieran usar a la vez.
Para empezar, el primer ministro finlandés ha dicho que considera inaceptable que la propuesta francoalemana para facilitar la toma de decisiones del fondo de rescate, de manera que se tomen por mayoría cualificada en vez de mayoría absoluta como hasta ahora. Además, la propuesta francoalemana incluye la exigencia de una armonización de los impuestos a las empresas, que probablemente se encontrará con la firme oposición de Irlanda.
Y la Merkel diciendo que no quiere mandar en Europa.
Ay……. que nostalgias de los grandes lideres europeos
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