No me voy a extender demasiado sobre el impacto del resultado de las elecciones estadounidense puesto que ha sido exacto a lo que se esperaba.
La incertidumbre se dejará sentir de nuevo a partir del 26 de noviembre, fecha en la que se tendrán que sentar los Republicanos y los Demócratas para buscar una solución al problema fiscal y de techo de Deuda sin dañar demasiado las proyecciones de crecimiento para el 2013.
El "abismo fiscal"- “ fiscal Cliff”, es el primer gran desafío que deberá enfrentar el próximo presidente de Estados Unidos, obligado a concentrar sus esfuerzos en desbloquear un desacuerdo legislativo entre republicanos y demócratas capaz de dañar seriamente la economía estadounidense. Se trata de una verdadera emergencia que amenaza con llevar hacia una nueva recesión a la aún débil economía estadounidense.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca tendrá que afrontar desde el primer día el nudo del llamado "fiscal cliff": se trata de un brusco aumento de los impuestos sumado a un recorte de los gastos que recaerá sobre el 90 por ciento de las familias norteamericanas.
LOs dos mecanismos del "fiscal cliff" arrancarán simultáneamente, entre fines de diciembre de 2012 y principios de enero de 2013.
Previsto en el acuerdo sobre el aumento del techo de la deuda establecido en Agosto del 2011 para sanear las cuentas públicas, es una medida que prevé el comienzo de recortes automáticos en el gasto del Estado (sobre todo en defensa y salud) y un aumento generalizado de impuestos, con el vencimiento de las desgravaciones de la era George W Bush para los ricos y el fin de las exenciones para los trabajadores.
La combinación tiene un impacto de 600.000 millones de dólares, sólo en 2013. Se trata de medidas rígidas e impopulares tanto para los republicanos como los demócratas del Congreso, que se pensaron expresamente para obligarlos a un acuerdo, a un compromiso destinado a evitar que entren en vigencia y hagan resbalar la economía hacia la recesión el próximo año.
Pero buscar un acuerdo no es tan fácil: las posturas de ambos bandos son opuestas. Barack Obama impulsa y considera justo para la clase media aumentar la presión fiscal sobre los más ricos.
Romney, en cambio, conjura en cambio el peligro de un endurecimiento de los impuestos para los ricos estadounidenses y las empresas.
Según algunas estimaciones, de no haber un acuerdo en el Congreso los recortes automáticos del gasto y el aumento de los impuestos podrían reducir el PIB estadounidense en un cuatro por ciento, haciendo aumentar el uno por ciento la tasa de desocupación.
Ahí está el gran desafio de Obama…………………y al mismo tiempo el gran quebradero de cabeza para los próximos meses para todo el mundo.
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