Cuando la cosa económica se tuerce, es costumbre acabar fijándose y comparándonos con los germanos.
Alemania es una gran nación de 90 millones de habitantes con una economía centrada en la exportación y un sistema de protección social consolidado.
Las comparaciones son odiosas, sobre todo cuando salimos tan mal parados. Pero lo que nos alucina son las cifras de desempleo:
Alemania: 6%
España: 23 %
¿Cómo han conseguido reducir este porcentaje en plena crisis? Se le ha dado muchas vueltas al asunto..., Lo cierto es que nadie nos ha hablado de Hartz IV.
Alrededor del 2000, el gobierno alemán, se percató de un fenómeno curioso: a pesar de estar inmersos en un ciclo de expansión económica el paro aumentaba. Para investigar el asunto se nombró una comisión de 15 miembros encabezada por Peter Hartz, (más adelante director de personal de Volkswagen) que se reunió el 22 de Febrero de 2002.
El resultado fueron una serie de recomendaciones conocidas como Hartz I, II, III y IV. Estas últimas fueron incluidas por el entonces canciller Schröder en la Agenda 2010 y entraron en vigor el 1 de Enero de 2005. A grandes rasgos, los resultados de estas reformas han sido los siguientes:
-A finales de 2011 unos 6,5 millones de alemanes (8,4% de la población total) vivían exclusivamente del programa Hartz IV. Se trata de parados de larga duración y familias sin recursos que al incorporarse al mismo dejan de figurar en las listas de desempleo. Hartz IV incluye las siguientes prestaciones:
-Pago de alquileres.
-Pago de calefacción
-Pago de conexión a Internet
-Pago de gastos de mudanza en caso de cambio de domicilio.
-Subvenciones en el transporte público.
-Considerables ventajas fiscales.
-380 mensuales por cada adulto de la unidad familiar, más 220 por cada hijo.
Además se mantienen el resto de prestaciones comunes a toda la población: educación y sanidad gratuita, dependencia, etc. A cambio, los receptores deben realizar trabajos ocasionales de interés comunitario como barrer parques, colocar alumbrado público...., cobrando una cantidad simbólica de 1 la hora.
Estas medidas han provocado una fuerte sacudida en la psicología laboral del país. Aunque desde luego existe la picaresca y se trabaja en negro, la mayoría de los beneficiarios se sienten avergonzados y es de mal gusto comentar la situación con amigos y familiares, pues la pertenencia a Hartz IV se considera una desgracia.
Con la llegada al poder de Ángela Merkel y sus aliados liberales del FDP, el entramado fue puesto en cuestión. Estos últimos argumentaban que dada la situación de crisis y los recortes salariales, estaba empezando a ser más rentable quedarse en casa que ir a trabajar.
Sin embargo, en Febrero de 2010, el Tribunal Constitucional desactivó los intentos de recortar el programa, pues consideró que atentaban contra el artículo 1º de la constitución, donde se establece que todos los ciudadanos tienen derecho a una vida digna.
Dos apuntes:
Sin el Hartz IV el índice de paro en Alemania superaría el 15%.
A pesar de que en público se manifieste lo contrario, el gobierno alemán ha comprendido que en una economía con gran capacidad de exportación, la introducción de avances tecnológicos en el proceso productivo destruye puestos de trabajo, generando inevitablemente paro estructural.
El mito alemán sigue vivo……..aunque ya no tanto