viernes, 16 de noviembre de 2012

EL MITO ALEMÁN

Cuando la cosa económica se tuerce, es costumbre acabar fijándose y comparándonos con los germanos.
Alemania es una gran nación de 90 millones de habitantes con una economía centrada en la exportación y un sistema de protección social consolidado.
Las comparaciones son odiosas, sobre todo cuando salimos tan mal parados. Pero lo que nos alucina son las cifras de desempleo:
Alemania: 6%
España: 23 %
¿Cómo han conseguido reducir este porcentaje en plena crisis? Se le ha dado muchas vueltas al asunto..., Lo cierto es que nadie nos ha hablado de Hartz IV.
Alrededor del 2000, el gobierno alemán, se percató de un fenómeno curioso: a pesar de estar inmersos en un ciclo de expansión económica el paro aumentaba. Para investigar el asunto se nombró una comisión de 15 miembros encabezada por Peter Hartz, (más adelante director de personal de Volkswagen) que se reunió el 22 de Febrero de 2002.
El resultado fueron una serie de recomendaciones conocidas como Hartz I, II, III y IV. Estas últimas fueron incluidas por el entonces canciller Schröder en la Agenda 2010 y entraron en vigor el 1 de Enero de 2005. A grandes rasgos, los resultados de estas reformas han sido los siguientes:
-A finales de 2011 unos 6,5 millones de alemanes (8,4% de la población total) vivían exclusivamente del programa Hartz IV. Se trata de parados de larga duración y familias sin recursos que al incorporarse al mismo dejan de figurar en las listas de desempleo. Hartz IV incluye las siguientes prestaciones:
-Pago de alquileres.
-Pago de calefacción
-Pago de conexión a Internet
-Pago de gastos de mudanza en caso de cambio de domicilio.
-Subvenciones en el transporte público.
-Considerables ventajas fiscales.
-380 mensuales por cada adulto de la unidad familiar, más 220 por cada hijo.
Además se mantienen el resto de prestaciones comunes a toda la población: educación y sanidad gratuita, dependencia, etc. A cambio, los receptores deben realizar trabajos ocasionales de interés comunitario como barrer parques, colocar alumbrado público...., cobrando una cantidad simbólica de 1 la hora.
Estas medidas han provocado una fuerte sacudida en la psicología laboral del país. Aunque desde luego existe la picaresca y se trabaja en negro, la mayoría de los beneficiarios se sienten avergonzados y es de mal gusto comentar la situación con amigos y familiares, pues la pertenencia a Hartz IV se considera una desgracia.
Con la llegada al poder de Ángela Merkel y sus aliados liberales del FDP, el entramado fue puesto en cuestión. Estos últimos argumentaban que dada la situación de crisis y los recortes salariales, estaba empezando a ser más rentable quedarse en casa que ir a trabajar.
Sin embargo, en Febrero de 2010, el Tribunal Constitucional desactivó los intentos de recortar el programa, pues consideró que atentaban contra el artículo 1º de la constitución, donde se establece que todos los ciudadanos tienen derecho a una vida digna.
Dos apuntes:
Sin el Hartz IV el índice de paro en Alemania superaría el 15%.
A pesar de que en público se manifieste lo contrario, el gobierno alemán ha comprendido que en una economía con gran capacidad de exportación, la introducción de avances tecnológicos en el proceso productivo destruye puestos de trabajo, generando inevitablemente paro estructural.
El mito alemán sigue vivo……..aunque ya no tanto

EN BREVE --- JALEO ----

Europa no ha sabido encontrar un equilibrio entre disciplina fiscal y crecimiento. La política económica de austeridad, de inspiración alemana, ha llevado a demasiados países a poner en marcha políticas presupuestarias demasiado contractivas al mismo tiempo.
Las políticas keynesianas (inversiones del Estado) permitieron evitar una segunda Gran Depresión: pero fue un error recetar keynesianismo en todas partes, al mismo tiempo, y con la misma dosis sin tener en cuenta las condiciones de cada país. Me recuerda al café para todos o algo tan simple en medicina como que el mismo tratamiento no vale para dos pacientes con mismos síntomas.
Habría  que permitir pisar el acelerador o el freno con el gasto público en función de las condiciones de cada economía, pero en cambio se ha impuesto una política de talla única —y lo que es más grave: se ha dado a entender que no había alternativa— y ahora solo se permite pisar el freno.
Los países con margen de maniobra, como Alemania, se desviven por no gastar un euro más de lo que debieran. En esas condiciones, la Europa del Sur, que ha aplicado políticas de austeridad a rajatabla, se desangra por esa mecánica rudimentaria de las políticas fiscales aplicadas con mano de hierro por las presiones de Bruselas, Fráncfort y Berlín.
Las protestas de ayer son solo el principio: los sociólogos explican que el “silencio de las víctimas” se acabará en breve. Las sociedades pueden resistir devaluaciones internas, bajadas del sueldo, como las de ahora siempre que vean un horizonte de salida; de lo contrario, el jaleo . “Desde un punto de vista abstracto siempre se puede atender una deuda. Pero hay un umbral político, social, moral incluso más allá del cual esa política se hace inaceptable”
 “Europa ha entrado en un nuevo mundo prácticamente sin tener conciencia de ello”, dice Jean Pisani-Ferry, del think tank de Bruselas Bruegel. El fantasma de un Gobierno ausente (Comisión, Consejo y Eurogrupo) no han podido eliminar la sensación de que ese viaje está pilotado por Alemania, y Francia aún no acierta a decir esta boca es mía porque atraviesa una grave situación económica que aún no ha emergido completamente.
La Comisión no cambia de discurso pese a que las orejas del lobo de la recesión ya han aparecido, en parte por el sobreajuste en la periferia, que no se ha compensado con políticas de crecimiento.
Con la esperanza de tranquilizar a los mercados, Europa ha presionado para recortar los déficit públicos y se ha olvidado del crecimiento y de graduar el ajuste en tiempo e intensidad.
Varias fuentes de Bruselas apuntan a que quizá haya que esperar a que la recesión llegue a Alemania y la crisis de la deuda a Francia para empezar a ver, de veras, dinero sobre la mesa, y no solo vehículos financieros, mecanismos y demás complicadísimos sistemas de resolución de crisis.
Todo sigue igual: Europa sigue anclada y el nuevo orden no acaba de llegar y el antiguo régimen se resiste a desaparecer. No hay cambio de política económica a pesar de que los errores de diagnóstico y de prescripción se demuestran un dato tras otro.
Europa no tiene la grandeza suficiente como para reconocer los errores: Grecia vuelve a estar a los pies de los caballos tras el fracaso del Eurogrupo de esta semana.

jueves, 8 de noviembre de 2012

FISCAL CLIFF

No me voy a extender demasiado sobre el impacto del resultado de las elecciones estadounidense puesto que ha sido exacto a lo que se esperaba.
La incertidumbre se dejará sentir de nuevo a partir del 26 de noviembre, fecha en la que se tendrán que sentar los Republicanos y los Demócratas para buscar una solución al problema fiscal y de techo de Deuda sin dañar demasiado las proyecciones de crecimiento para el 2013.
El "abismo fiscal"- “ fiscal Cliff”,  es el primer gran desafío que deberá enfrentar el próximo presidente de Estados Unidos, obligado a concentrar sus esfuerzos en desbloquear un desacuerdo legislativo entre republicanos y demócratas capaz de dañar seriamente la economía estadounidense. Se trata de una verdadera emergencia que amenaza con llevar hacia una nueva recesión a la aún débil economía estadounidense.
 El nuevo inquilino de la Casa Blanca tendrá que afrontar desde el primer día el nudo del llamado "fiscal cliff": se trata de un brusco aumento de los impuestos sumado a un recorte de los gastos que recaerá sobre el 90 por ciento de las familias norteamericanas.
LOs dos mecanismos del "fiscal cliff" arrancarán simultáneamente, entre fines de diciembre de 2012 y principios de enero de 2013.
Previsto en el acuerdo sobre el aumento del techo de la deuda establecido en Agosto del 2011 para sanear las cuentas públicas, es una medida que prevé el comienzo de recortes automáticos en el gasto del Estado (sobre todo en defensa y salud) y un aumento generalizado de impuestos, con el vencimiento de las desgravaciones de la era George W Bush para los ricos y el fin de las exenciones para los trabajadores.
La combinación tiene un impacto de 600.000 millones de dólares, sólo en 2013. Se trata de medidas rígidas e impopulares tanto para los republicanos como los demócratas del Congreso, que se pensaron expresamente para obligarlos a un acuerdo, a un compromiso destinado a evitar que entren en vigencia y hagan resbalar la economía hacia la recesión el próximo año.
Pero buscar un acuerdo no es tan fácil: las posturas de ambos bandos son opuestas. Barack Obama impulsa y considera justo para la clase media aumentar la presión fiscal sobre los más ricos.
Romney, en cambio, conjura en cambio el peligro de un endurecimiento de los impuestos para los ricos estadounidenses y las empresas.
Según algunas estimaciones, de no haber un acuerdo en el Congreso los recortes automáticos del gasto y el aumento de los impuestos podrían reducir el PIB estadounidense en un cuatro por ciento, haciendo aumentar el uno por ciento la tasa de desocupación.
Ahí está el gran desafio de Obama…………………y al mismo tiempo el gran quebradero de cabeza para los próximos meses para todo el mundo.